La verdad es que muchas veces el tiempo fue desvalorado, el esfuerzo no se aprovechó y los consejos no fueron escuchados entonces, al evaluar, encontraba que en lugar de haber logrado más, perdía.
Creo que es algo que muchos hacemos o que en ocasiones nos pasa.
A fin de alcanzar más, tratamos de dejar en muchos lo que hemos aprendido y lo que Dios nos ha dado pero pareciera ser que algo de pronto sucede y logramos muy poco.
De hecho, existe un dicho mexicano que se refiere, en cierta medida, a la misma situación:
"El que mucho abarca, poco aprieta".
Leyendo la Biblia, en el libro de Proverbios capítulo 23, versículo 9, encuentro el siguiente texto que me hace reflexionar:
"No gastes saliva con los necios, porque despreciarán hasta el más sabio consejo." (NTV)
Entonces pienso lo siguiente:
Una de las maneras más efectivas de multiplicar tu legado es invirtiendo tu tiempo, esfuerzo y consejos en quien realmente los desea.
Es bueno compartir con todos, pero si realmente vas a invertir en alguien, asegúrate que sea una persona que te valora, aprovecha y escucha.
Jesús, el Maestro, lo hacía.
Caminaba con multitudes, predicaba a todos, sanaba a muchos pero invirtió su mejor tiempo, esfuerzo y consejo sólo en algunos.
Así que hoy día, puedo caminar con muchos pero invertiré mi mayor tiempo, esfuerzo y consejo en quien sé que realmente lo desea.
Tal vez hoy puedes considerar cuál es tu condición y enfocar tu legado.
Es cierto, puedes alcanzar a muchos compartiendo con todos, pero serás más efectivo invirtiendo sólo en algunos, en aquellos que realmente lo valoran, aprovechan y escuchan.
Para apuntar:
- Invierte tu tiempo en quien lo valora.
- Invierte todo tu esfuerzo en quien lo aprovecha.
- Invierte tu mejor consejo en quien está dispuesto a escucharlo.
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